Incorpora cuadros a la decoración de tu hogar y ve cómo resalta cada espacio con su presencia que aporta luz y dimensiones.
En algún momento, la corriente de decoración minimalista hizo que nos olvidáramos de los cuadros; el deseo por tener espacios libres de muchos elementos y paredes lisas en espacios monocromáticos se convirtió en una tendencia replicable que nos hizo olvidar el encanto de los marcos o cuadros en puntos estratégicos, pero ahora es momento de recordarlo.
Aunque en la antigüedad se colocaban marcos rebuscados que adornaban retratos ostentosos de funcionarios, nobles y personas influyentes, hoy en día sabemos que los cuadros pueden enmarcar pinturas, recortes, fragmentos de libros, fotografías, flores que pasaron por un proceso de prensado botánico o insectos disecados… así, con posibilidades infinitas podemos incorporar acentos a la decoración que muestren una faceta de nuestra propia personalidad.
Con semejante diversidad, lo más natural es pensar que tampoco estamos limitados a grandes salones o espacios libres de otros elementos para estimular la contemplación de la obra dentro del cuadro; ahora entendemos que lo que se encuentra en ellos es parte de la composición del lugar y fluye en armonía, mas no pretende captar toda la atención ni compite por ser protagonista.
Por ello, es posible colocarlos en la sala, el comedor, la chimenea, en pasillos, habitaciones e incluso sobre otros soportes como repisas, caballetes, muebles de apoyo e incluso, colgados si es que deseamos crear un efecto de galería moderna.
Lo más importante a la hora de colocar un cuadro es tener claro el resultado que deseamos: si queremos que las miradas se centren en él y de ahí sugiera una intención en el ambiente lo más recomendable es colocar sólo uno, pero si deseamos crear un efecto de ventanas hacia otros espacios o paisajes, las posibilidades se abren a dos o tres cuadros juntos.
De la misma manera, si deseamos crear un moodboard sobre la pared, lo mejor es mezclar influencias, texturas, tamaños y colores. Así, seguiremos un orden jerárquico en el que la imagen de mayor valor e importancia para nosotros será aquella con el marco más llamativo y de mayor tamaño.
Si sueles cambiar de opinión constantemente lo mejor es que coloques una repisa en la pared y sobre ella vayas cambiando los marcos detrás acorde a la temporada para que puedas complementar con otros elementos decorativos; así evitarás dañar la pared y podrás jugar más libremente con el acomodo.